Diagnosticar es clasificar el problema que una persona padece en base a un guion que para muchos psicólogos es el DSM-V, libro que indica trastornos y síntomas asociados a cada uno de ellos.
¿Para qué sirve un diagnóstico?
Un diagnóstico puede ser importante y a veces necesario para conseguir ayudas económicas o entrar en un determinado colegio o centro, obtener la medicación necesaria (en el caso de que dicho trastorno necesite acompañarse de medicación) o llevar a cabo la atención psicológica desde un enfoque concreto.
¿Qué problemas presenta ser diagnosticado?
A veces un diagnóstico o un etiqueta puede generar que la persona se quede anclada en ese problema y no avance porque de alguna forma tiene una excusa para su comportamiento o estado de ánimo. En realidad esto no es “culpa” del diagnóstico sino de cómo nos enfrentamos a él.
Me incluyo cuando digo que a algunos psicólogos preferimos no diagnosticar de ser posible, analizar fortalezas y debilidades y trabajar desde los síntomas, conocer a la persona como ser y realidad global y potenciar las herramientas que ayudan a esa persona a enfrentar su situación.
¿Es a veces inevitable diagnosticar?
En mi opinión a veces el diagnóstico es necesario, en algunos trastornos es crucial llevar a cabo la atención psicológica junto con atención médica y psiquiátrica.
Sin embargo, algunas personas que ya están siendo atendidos por la seguridad social, han sido diagnosticados y reciben atención psiquiátrica, psicológica o médica, deciden también ser atendidos por un profesional de la psicología que les atienda también desde otra perspectiva: potencie sus herramientas para enfrentarse a problemas y situaciones y analice su realidad desde una perspectiva amplia.