Cuando algo nos preocupa nuestro cuerpo se prepara para enfrentarse con el problema aumentando la energía y el estado de alerta, esto nos ayuda a estar más atentos y ser más capaces de superar los obstáculos. Esta capacidad ha sido heredada por los seres humanos de la época en la que teníamos que correr para huir de los depredadores, actualmente nos sirve para enfrentarnos a situaciones diarias y a eventos singulares.

Sin embargo, en el momento actual en el que vivimos tenemos muchas ocupaciones y estímulos que nos agobian y nos demandan que invirtamos tiempo y energía. Es por esto que a veces ese estrés puntual para enfrentarse a un problema se convierte en constante y ahí es donde aparece la ansiedad.
Síntomas de la ansiedad
- Sensación de nerviosismo, agitación o tensión.
- Aumento del ritmo cardíaco.
- Respiración acelerada (hiperventilación).
- Sensación de debilidad o cansancio.
- Dificultad para dormir.
- Dificultad para prestar atención.
¿Cómo gestionar la ansiedad?
- Ejercicios de relajación y mindfulness
- Planificación adecuada y realización de las actividades siguiendo la planificación
- Atención psicológica
¿Es necesario ser diagnosticado/a de ansiedad?
Dependiendo de los niveles de ansiedad puede ser importante ser diagnosticado. Con niveles bajos de ansiedad y que no se hayan alargado demasiado en el tiempo (y de forma continuada) puede no ser recomendable llevar a cabo un diagnóstico de la misma. Sin embargo, si la ansiedad es generalizada y no se encuentra la causa de la misma es importante asistir a terapia.